LA PRIMERA LÍNEA

Decía el Papa a los enfermos el pasado 14 de septiembre: “Quienes como ustedes llevan la Cruz de Cristo, participan con Él en la redención de la humanidad. Sus sufrimientos, junto con sus oraciones, deben obtener del Señor un gran don, el gran de don de la paz y de la fraternidad entre todos los pueblos”.

“Ustedes”, concluía el Santo Padre, “son la primera línea en esta misión espiritual de paz de la Iglesia”.

Ser la primera línea, que es la que se lleva más golpes, implica una mayor atención y necesidad. Por eso es obligación de todos cuidar con
cariño a aquellos enfermos que tenemos cerca. Familiares, amigos, vecinos…no es que les estemos haciendo un favor, ¡nos lo están haciendo ellos a nosotros!

Esta semana pasaré a visitar a los enfermos. Algunos detalles a tener en cuenta: cuando el sacerdote visita a un enfermo y lleva la Comunión, lo importante no es la visita del sacerdote, si no la del Señor. Así que no es el momento para ofrecerle cafés o estar de cháchara (para eso puede volver otro día). Se debe dejar a solas al sacerdote con el enfermo si este desea confesarse. Colocar en una mesita cerca del enfermo un mantelito blanco, un cirio encendido y un crucifijo. Si tratamos bien al Señor en el sagrario, también lo tenemos que hacer cuando va a nuestras casas. Si algún enfermo quiere ser visitado y no esta en la lista habitual, por favor comuníqueselo al sacristán.

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